INGREDIENTES:
(Para seis-ocho personas)
1.2 panes candeales de medio kilo,
o cualquier pan de
miga bien prieta, del día
anterior.
2.150 gr. de panceta adobada
3.150 gr. de chistorra o chorizo
picante
4.150 gr. de salchichas frescas
5.2-3 pimientos verdes o
entreverados
6.8 dientes de ajo
7.aceite de oliva
8.pimentón picante
9.sal
PREPARACIÓN:
El día anterior, cortar el pan en
rebanadas finas, estas en
tiras y las tiras a su vez en
cuadraditos. Es lo más laborioso del
plato, los cuadraditos deben tener
cosa de un centímetro de lado (no
mucho más, que no vamos a hacer
bocadillos, ni mucho menos, que
tampoco queremos pan rallado). El pan
deberá estar duro, pero sin
pasarse, que no sirva de arma
arrojadiza, vamos. Salpicar de agua con
sal sin que las migas lleguen a
empaparse, a veces conviene apretarlas
con las manos para que suelten todo el
agua. Luego, cubrir con un paño
limpio y dejar reposar hasta el día
siguiente.
Cortar la panceta en cuadraditos o
tiras, después de
quitarle la corteza; cortar las
salchichas y la chistorra o chorizo en
rodajitas finas, cada cosa por su lado
y Dios en la de todos. Cortar
(y dale) el pimiento en tiras, y los
ajos en trozos grandes.
En una cazuela bien grande con aceite
de oliva, freír el
pimiento y reservar sobre papel para
que suelte el exceso de grasa.
Hacer lo mismo con la
panceta, la chistorra y la salchicha, cada cosa
por separado y en este orden (es
importante sobre todo para que el
agüilla de la salchicha no nos cueza
el resto de los ingredientes en
vez de freírlos). Ir salando cada cosa
por su lado, con mucho cuidado.
Luego, freír los ajos
cortados en trozos grandes, sin que lleguen a
tomar demasiado color, y retirarlos.
En la cazuela tiene que haber quedado
grasa abundante, quizá
demasiada. Lo mejor es dejar cosa de
un dedo y sacar la restante a una
taza, por si luego nos hace falta. Echar
las migas, dar vueltas hasta
que se mpregnen bien del aceite (será
el momento de añadir un poco más
de la grasa reservada si no hay
suficiente; en este caso, es mejor que
falte, y no que sobre). Añadir el
pimentón, dar unas vueltas y volcar
el resto de los ingredientes. Remover
un minuto, tapar y dejar reposar
cinco minutos fuera del fuego antes de
servir.
Los valientes que no temen al
colesterol votan por poner un
huevo frito encima de cada plato de
migas. La verdad es que está
buenísimo, pero es dinamita. Sólo para
estómagos de gran capacidad y
gente sin miedo a las digestiones
pesadas.
Otra posibilidad, esta ya
directamente para aquellos que más
que valientes son temerarios, es tomar
las migas con el huevo frito Y
un tazón de chocolate caliente. La
idea, que puede parecer loca (y de
hecho algo tiene de eso) viene de los
tiempos en que las migas eran el
desayuno habitual de los pastores en
algunas zonas de España. Los
pobres tipos necesitaban meterse en el
cuerpo una comida abundante y
calórica, que les permitiera
enfrentarse al frío de la madrugada y a
una jornada de trabajo duro.
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